En ocasiones un simple gesto, suave y sin coste alguno puede ser suficiente para romper ese círculo vicioso pero ni eso se produce y romperlo por ti solo requiere un esfuerzo para el que ya no se si quedan fuerzas y la espiral te va engullendo.
Y te falta el aire.
Y te ahogas.
Y cuando crees que no puedes más recuerdas lo que nunca debiste olvidar y vuelves a salir a flote pero el daño ya está hecho.