miércoles, 9 de febrero de 2011

De acuerdo con mis creencias aprendidas al escuchar a alguien, que seguro sabe más que yo, he abrazado la ideología de los  sin lengua.

No voy a hablar más. Permaneceré  silencioso, limitándome a observar o , quizás, ni siquiera observe. ¿Para qué si luego no podré hablar de aquello que me guste o me disguste?.

Silencio, silencio absoluto pero... para conseguirlo tendré que estar solo. No me veo capaz de mantener la boca cerrada ante las estupideces que oiga así que me iré a vivir a algún lugar apartado donde nadie me de la paliza.
No comeré, no beberé, no dormiré, solo permaneceré callado y me alimentaré del aire y , algún día , cuando vuelva habré olvidado cómo se habla.

Seré mudo por inducción y no seré feliz pero habré sido consecuente con mi objetivo, lo habré llevado hasta las ultimas consecuencias y , con toda mi infelicidad y amargura encima , podré decir alto y claro :

"Lo hice, me mantuve firme y no cedí ante nada ni nadie porque por encima de todo está ser consecuente con lo que me comprometí a hacer".

Con todos mis respetos, me cisco en las ideologías que impiden al ser humano rectificar y conducen a la amargura de la gente pero, eso si, siempre fieles a un credo.

Insisto en que lo hago con todo el respeto porque sino seguro que algún soplagaitas va  y se me ofende así que a todos los soplagaitas del mundo dedico esta entrada.

martes, 8 de febrero de 2011

Le di vueltas sin parar, sin intención de marearlo, sin intención de hacer daño, solo quería darle vueltas y vueltas y más vueltas intentando ver todos sus rincones, sus ranuras, sus imperfecciones, sus subidas y bajadas y disfruté.

Disfruté viendo lo mismo una y otra vez, recreándome en cada uno de sus detalles, imaginando cómo sería si no fuera así, imaginando lo que podría haber sido y no era pero , a la vez, alegrándome de su estado actual , imperecedero, eterno, reconfortante e intrigante al mismo tiempo.

Lo toqué , lo palpé, lo olí, lo puse lejos para admirarlo sin ver los detalles, lo acerqué y comparé las dos visiones para fundirlas en una sola. Lo puse en un sitio y luego en otro y , más adelante, lo volví a cambiar. Lo admiré y lo sentí dentro de mi profundamente.

Pero , infiel , abrí otro libro y mi admirado tomo pasó al olvido para empezar a adorar al siguiente.
A veces cuando recuerdo mis pasados amores vuelvo la mirada hacia ellos y les demuestro que en mi corazón siguen estando aún no demostrándolo.