martes, 15 de marzo de 2011

Desperté pero no por eso dejé de soñar.

Campos interminables llenos de espigas color amarillo meciéndose con la brisa alegraban la mañana mientras paseaba entre ellas rozando con la palma de las manos sus puntas suaves que me acariciaban dándome la bienvenida que yo devolvía con una sonrisa de satisfacción.

Al fondo, las colinas me guiñaban el ojo con complicidad y sonreían, orgullosas de su papel protector, cuidando que el viento no rompiese la armonía del entorno pero dejando que entrase lo suficiente cómo para dar movimiento y vida.

Paseaba , miraba, observaba, sentía, disfrutaba y sabía que ese era mi sitio, el lugar al que pertenecía y del que nunca me separaría y no lo haría porque, fuera donde fuera, iría conmigo, dentro de mi. Me sonreiría dándome la serenidad que solo tu hogar es capaz de darte.

¡Mi hogar!. Por fin sentía que lo tenía y , con razón no lo había sentido hasta ahora porque no era un sitio anclado a la tierra, no eran cuatro paredes sin movimiento.

Mi hogar estaba dentro de su corazón y el suyo era estar dentro del mio

lunes, 14 de marzo de 2011

Encogido, acurrucadito, hecho un ovillo, cerrando los ojos y percibiendo el lento sueño llegar.

Tapado bajo las mantas, la cabeza apoyada en mi mullida almohada con un suave susurro meciéndome y aflorando esa suave sonrisa de satisfacción que solo ella sabe provocar.

No llegando a dormirme para poder disfrutar ese momento, esos instantes de tranquilidad y ternura que recorren y electrizan , que relajan y estimulan, que duermen y despiertan, que dan vida.

Y al final, cuando el cansancio me pueda y duerma profundamente, descansaré, despertaré y un lindo besito me traerá de nuevo a la consciencia, a la realidad que, ya, en nada se diferencia de la nebulosa del sueño porque mi sueño es realidad y mi realidad sueño es.