Te vi sin mirar, te escuché sin oir y , sin querer, te necesité.

Nada quise, todo tuve, mas solo una cosa me ofreciste.

Caminaste por estrechos senderos y al llegar al final

hacia mi te volviste y con un gesto me sonreiste.

Aguas oscuras, turbias, sucias y sin posibilidad de ver.
Braceando, braceando, buscandote con desesperación.
El aire se va escapando, casi no me queda pero sigo
nadando, esperando algún día encontrarte.

¿Dónde estás?, ¿Bajo que piedra te escondiste?.
El aire no está, la esperanza se desvanece,
mi visión, poco a poco, va desapareciendo
y mi pensamiento no es lo que era.


Dime que no fue un sueño.

Encontré un jardín dónde yo mismo poder ser
Dónde decir, pensar, reir, gritar y  no parar.
Encontré lo que no pensaba encontrar
pero, al igual que la niebla de la mañana,
el vuelo levantó y me quedé sin él.

No lo buscaré, a encontrarlo no volveré,
mis palabras hacia otro lado se dirigirán
pero los instantes vividos nunca olvidaré.

Noche llena de magia, de penumbras y de pasiones desatadas.
Subiendo, bajando, esperando y encontrando.
A veces con fuerza, a ratos suave y despacito.
Sonidos tantas veces imaginados que , por fin, a mi lado sonaron.

Un amago de irte hiciste pero , apenas habías rozado el pomo de la puerta, volviste la cabeza y a mi regresaste para volver, de nuevo, a deleitarme con tu presencia.

Noche mágica.
Noche que no se repetirá.
O ... quizás si.

Vi la raya marcando el límite.

La frontera prohibida que,
sin saber la razón,
todo decidido crucé.

Expulsado del terreno ,
orgulloso me volví
pero mi corazón estaba roto,
sin remedio, sin cura, añorando
el paraiso que, al menos, intuír logré.

Vi un recodo del río que invitaba a darse un buen baño y sin pensarmelo dos veces de cabeza me lancé.

Conforme caía , el agua se apartó y contra el fondo me estrellé.

Salí lleno de fango, dolorido y profundamente decepcionado.

Al salir, el recodo me pidió que volviera a lanzarme, que ya no se apartaría y el baño tan bueno sería que en ningún otro sitio querría volver a mojarme que no fuera en ese.

Su proposición no acepté porque con un batacazo tenía suficiente y me sobraba.

Mi cobardía el recodo pregonó y, por si eso no fuera suficiente, el daño que mi desconfianza provocaba alegó como justificación a su dolor de recodo despechado.

Ya no recuerdo cuantos recodos, meandros, cascadas o salientes he probado de la misma forma.
Lanzandome sin pensar, de cabeza y sin mirar atrás y siempre con el mismo resultado.

Yo era el culpable de su frustración al ver que el sitio abandonaba pero ninguno recuerda que no fui yo el primero que se apartó, no fui yo quien el agua retiró.

Hoy quería escribir algo bonito, intenso,
algo que reflejara el ánimo de quién sueña
pero solo me vienen imagenes, colores y sensaciones
que no soy capaz de , a letras, trasladar.

Hoy me gustaría las nubes en palabras convertir
y las palabras en ríos desbordados.
Ríos de gotas de agua llenos
donde una busca a la otra
y se juntan y separan
para , a continuación, volverse a juntar.

Mi gota de agua busca y encuentra la tuya.

En el espejo me miré y lo que vi no me gustó.

Sueños traicionados, abandonados y dejados de lado.
Huídas hacia delante para evitar tener que pararme a recordar el pasado que ya no era presente por mi propia carrera sin freno. Oportunidades que no lo fueron por mi empeño en poner a prueba lo improbable. Preguntas sin respuesta que yo repetía una y otra vez a ver si así conseguía que se diera por vencido hasta el más valiente.

Pensé.

En el espejo me volví a mirar y ya me dió igual.

Miro, busco y escarbo intentando encontrar
lo más profundo que la vida se atreve a ofrecer.
Deseo , anhelo y añoro todo lo que , en su día, soñé
y tan cerca lo vi, y tantas vece lo rocé
que me cuesta aceptar que no lo vaya a vivir.

Veo y admiro lo que ante mí, todavía, no está.
Escucho sonidos que aún no se han de producir.
Noto sentimientos que no sé si han de florecer.
Observo tu cara saliendo de la penumbra y , sonriendo,
al aire, al eco y al mar me invitas a besar.

Hoy , hace nueve años que, por primera vez, te ví.

Una brisa de suave placer todo mi cuerpo recorrió porque , al instante, supe que ya nunca dejar de pensar en tí podría.

No necesitaba más que tu presencia para mi sonrisa agrandar, mis problemas olvidar y , contemplandote ensimismado, mi mundo ensanchar.

Me regalaste inolvidables momentos, profundas miradas y bailes soñados que ya nunca me abandonarán.

Siempre quise y querré , para tí , lo mejor.

Llueve

Cansado de tanto de peso, de tanta fatiga sin solución, abrí el cajón. Saqué el revolver que , durante tantos años tuve guardado y , despues de introducirle una bala, la apoyé sobre la sién y el gatillo apreté.

Mis sesos se esparcieron por todas partes. Unos , ya desechos, chorreaban por la espalda. Otros, más enteros, solo por el hombro colgaban.

Desde entonces, cuando llueve, la ideas se me mojan.

Te echo de menos

No sé cuando fue, cuando ocurrió ni cómo.

Solo sé que , sin saber donde me metía,  ni hasta que punto lo hacía , me introduje , sin tú saberlo, en tu vida.

Hermética, callada, poco expresiva y , hasta cierto punto, escueta pero con un gran corazón que yo vislumbraba.

Lo vivo con la intensidad con la que todo hago.
Lo siento como si aquí estuvieras.
Te toco , acaricio y recorro.
Duermo y sueño.
Vivo y muero.

El baúl.

Era un baúl grande, viejo. Hecho de madera noble y reforzado con tiras de hierro, grandes, gruesas que lo rodeaban y apretaban para que ninguna astilla se escapase.

Olía a mar, a salitre y humedad. A viejo pero no rancio y su color era indefinido. Más oscuro en algunos sitios , reluciente y luminoso en otros aunque estos eran los menos.

Tenía una gran cerradura inservible pues la llave hace años que estaba perdida y nadie, antes de eso, se había molestado en cerrarla así que sus secretos estaban esperando a que alguien , simplemente, levantara la tapa.

Era una tapa pesada pero no tanto como para dificultar su apertura pero si lo suficiente para obligar a abrirlo del todo si no querías que se cerrase de golpe sobre tus dedos.

Y allí estaba, esperando para mostrar todos sus tesoros durante años guardados.

Deseando hacerlo; pidiendolo a gritos pero nadie se atrevía.

Había corrido el rumor que aquél que osara abrirlo caería dentro y nunca más salir podría.

Al baúl le preocupaba que tantos años cerrado, la humedad, la herrumbre de los refuerzos acabaran hinchando la madera y llegara el día que imposible fuera abrirlo sin romperlo.

Y con esas preocupaciones estaba cuando apareciste tú.

Te quedaste mirando, observando.

En el suelo te sentaste sin saber muy bien que hacer, dejando el tiempo pasar.

Y yo te pregunto : ¿Te atreverás a, por fin, en el baúl investigar?.

¡Qué malo es salir y no saber recogerse!.

He aceptado un reto que no debí aceptar pero una vez hecho aquí está.

Si yo fuera un mes sería aquel en el que tú estuvieras

Si yo fuera un día de la semana sería el día en el que todo empezara y nunca acabara

Si yo fuera una hora del día sería sin duda la hora de la cañita

Si yo fuera un planeta sería el que acaba de explotar

Si yo fuera un animal volador sería un pterosaurio

Si yo fuera un animal marino sería una orca

Si yo fuera un animal terrestre sería un gorila

Si yo fuera un punto cardinal sería el nornordeste

Si yo fuera un pecado sería la pereza

Si yo fuera un personaje mítico seria Heracles

Si yo fuera un liquido sería el que se acaba de evaporar.

Si yo fuera una flor sería otra persona

Si yo fuera una estación del año sería Otoño

Si yo fuera fruto sería una naranja

Si yo fuera una película sería dirigida por mi mismo

Si yo fuera un lugar sería un monte al lado del mar.

Si yo fuera un sabor sería el de la humedad

Si yo fuera un olor seria el olor de la tierra recién mojada

Si yo fuera un sentimiento sería amor

Si yo fuera un objeto sería un lapiz

Si yo fuera una expresión sería menos de lo que soy

Si yo fuera un sonido sería el del eco.

Si yo fuera una parte del cuerpo humano sería el cerebro inundado por el corazón

Si yo fuera un instrumento musical sería una guitarra

Si yo fuera una palabra sería escueto

Si yo no fuera yo sería tú.

Poniendo toda mi atención, todo mi corazón, mi imaginación y mis sentidos he volado a otro mundo.

Un mundo desconocido para mi y que, sin embargo, me sonaba familiar, cercano e incluso, añorado.

He leído, bebido y sorbido todas las letras como si cada una de ellas fuera nueva y diferente, como si su sonido no tuviera nada que ver con el siempre escuchado.

Y he soñado.

He soñado con alas de mariposa, con vientos huracanados y volcanes embrabecidos. Con vuelos rasantes y picados escalofriantes a la vez que con la calma chicha y la pausa del lento atardecer. Y , al despertar, mi sueño ha continuado y se ha agrandado con el recuerdo de caricias y suaves miradas.

No podré olvidarlo mientras viva porque ese recuerdo de algo que no es mio ya lo he capturado y vivido dentro de mí esperando, algún día, poder decir :

"Sí, es verdad, existe porque yo he estado ahí".