sábado, 12 de septiembre de 2009

Conoces a alguien desde la infancia, compartes con esa persona años, vivencias, amores, disgustos y alegrías.

Un día te paras, recopilas, piensas, analizas, comparas y te das cuenta de la evolución de uno y otro.

¿Somos diferentes?, o ¿nos vemos diferentes?.

La misma persona te puede parecer otra completamente distinta según las circunstancias y no solo a ti, a todos los que nos rodean les pasa igual.
Lo que para unos está bien hecho , para otros es una aberración. Quién para unos es una bellísima persona para otros es el demonio encarnado y no es solo un problema de personas, las mismas personas pueden opinar de forma diferentes sobre temas similares según el momento en el que se encuentren.

Y eso me lleva a preguntarme : ¿Tiene algún sentido la búsqueda de la verdad, de la razón, de lo justo y lo injusto, si cuando creo haberme acercado a alguna respuesta resulta que lo en realidad hago es alejarme un poco más?.

Y me respondo a mi mismo : Por supuesto, el sentido de dicha búsqueda no es llegar a una meta , es la búsqueda en si misma.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Con solo alargar el brazo podría tocarla.
Con un leve roce ya sería suficiente.
Sería como estar en el cielo y en el infierno a la vez

Un solo gesto , un pequeño movimiento y ella sería parte de mi,
y yo parte de ella, como un solo ser.
¡Qué fácil parece! y sin embargo que difícil a la vez.

Su carita linda, su sonrisa, su ojitos preciosos,
su endiablado genio, su alegría de vivir,
todo me reclama y me aparta a la vez.

Su ser me llama, sus circunstancias me apartan,
su sueños me reclaman, su realidad me entristece,
y yo disfruto y sufro a la vez.

Si supiera como tenerla y no perderla al mismo tiempo,
si supiera como hacerla feliz sin que los recuerdos amenacen,
sería como volar y pisar tierra a la vez.

martes, 1 de septiembre de 2009

El 12 de Octubre de 1492, Rodrigo de Triana gritó : ¡Tierra a la vista!

Había terminado una de las singladuras más conocidas de la humanidad.
¡Es el sueño de todo navegante!. Llegar al final del trayecto, encontrar el puerto, su puerto, para una vez allí , volver a embarcarse hacia otro puerto y así , sin rumbo fijo, seguir buscando esa tierra prometida a la que una vez que se llega, descansar en unos casos, conquistar en otros y destruir la mayoría de las veces.

Nos pasamos media vida luchando por conseguir nuestro objetivo y la otra media arrepintiéndonos de haberlo logrado y no tener ya nada por lo que luchar.

Y entonces ¿Para qué tanta lucha?.

No quiero encontrar tierra, quiero seguir navegando indefinidamente por el puro placer de navegar. No hay objetivo que conseguir más que el día a día en el mar.