Una brizna de hierba saltó de entre las flores.

Flores de todos los colores, orgullosas de su belleza que, con vehemencia, mostraban.

Ella era solo verde, lisa, pequeña y casi rígida y quería reclamar su sitio en ese abanico de color.

Una flor al darse cuenta de la maniobra la acurrucó entre sus pétalos y le dijo :

"No sufras por la atención no recibida ni por las miradas que en ti no se posan. La belleza es solo comparación y la comparación es el consuelo de los mediocres.
¿Serías más feliz rodeada de piedras muertas siendo tú la única con colorido y, por lo tanto, la más bella del lugar?."

La brizna no terminó de entender lo que le la flor le decía y siguió revoloteando al viento buscando la atención llamar.

¿Dónde estás?. Con ansía te busco.

En el vuelo de un pájaro, en la sonrisa de un niño

o en la caricia de la brisa que del mar llega.

Busco y no apareces.

Me esquivas, huyes, me engañas

y ni un murmullo de ti escucho.


¿Qué te he hecho?.

¿Tanto te maltraté?.

Era tan natural tu presencia que nunca imaginé que te podría perder y ahora....

¡Cuánto te echo de menos!.

De vuelta a los grandes prados.

A los horizontes interminables.

A la posibilidad de lo imposible.

¡Cómo lo echaba de menos!.


Cadenas invisibles que te atan. No las ves, ni las notas, pero van apretando hasta ahogarte y solo cuando la respiración imposible se te hace, reaccionas, abres pulmones, gritas y recuerdas lo que fuiste.

Y vuelves.

No es falta de tiempo.

Ganas no me faltan.

Oportunidades las tengo todas

pero en el cajón, al final, todo queda.


Una servilleta, un bolígrafo que ,

por casualidad, no perdí

y una niña que otros tiempos me ha recordado

han provocado que de mi letardo salga.


No es inicio de nada.

Es alegría al ver que el final no ha llegado.

Instantes, momentos de lucidez que añoraba

y, por eso mismo, agradezco con toda mi alma.

Hoy he visitado un rincón al que hacía mucho tiempo que no iba.

Es un rincóncito público y no hay que pedir permiso para ir pero, por algún extraño motivo , no me atrevía a ir sin antes llamar a la puerta.

No lo he hecho. Ni he llamado ni se ha notado mi presencia pero yo si he experimentado sensaciones que hacía tiempo que no tenía.
La música, las letras, el ambiente, me han traído recuerdos de hace ... algo de tiempo y reconforta comprobar que uno se sigue conmoviendo con las mismas cosas y que , aunque pase el tiempo, ciertos sentimientos no caducan ni desaparecen.

Ha sido un placer.

Si quererte no doliera

un mar me bebería

tres montañas subiría

y con tu sonrisa, yo, me alimentaría


No son espinas ni punzadas.

Es una grieta que en dos me divide.

Un lado, por tus abrazos, suspira.

El otro, lleno de rabia, de ti me aparta.


Tu vida no pido,

ni siquiera tu compañia,

con una sonrisa me bastaría

pero hasta eso me niegas.


Si quererte no doliera.