martes, 12 de enero de 2016

Era tarde, muy tarde para cualquier cosa. Ya no tenía ganas de intentar nada, el aburrimiento, el cansancio, el hastío la superaba.

- Hola - dijo sin ganas cuando él atravesó el umbral de la puerta.

- Hola cariño. ¡Que bien estar ya en casa!. Hoy he tenido un buen día. Han firmado los contratos sin poner ninguna pega y...

- Yo también estoy bien - interrumpió ella de la forma más seca que pudo aunque le pareció que no era lo suficiente antipática como para que se diera cuenta.

- Ah, vale, me alegro.... Como te iba diciendo, esos contratos me van a permitir hacer la ampliación que llevo años queriendo hacer, ¿te acuerdas?, esa que te dije que....

- ¡YA ESTÁ BIEN!. Estoy harta de tus contratos, de tus ampliaciones, de tus gracias, de tus zapatos, estoy harta de tí, ¿Qué tengo que hacer para que te enteres? - se dió media vuelta y empezó a caminar hacia el dormitorio.

Él , dando grandes pasos, la alcanzó y cogiendola por el brazo la giró hacia si mirandola con cara de susto - ¿Que pasa?, ¿Es que no te alegras por lo que te he dicho?, eres una egoista..... - en su cara se podía ver la furia contenida por la incompresión que ella demostraba - La verdad, no se porque te cuento nada...cualquier día me cansaré y me iré dejandote aquí con tus estupideces....

No le dejó continuar. Se soltó el brazo que estaba atrapado por su mano y empujandole con un dedo inquisidor clavado en su espalda lo fue llevando hasta la puerta y cuando ya la había atravesado le dijo - Ya está, ya te has ido y ni se te ocurra volver, ¡Imbécil!.

Rabia contenida, algún gesto de violencia cobarde y mirada de cordero degollado fue todo lo que pudo expresar. Intentó girarse del todo pero solo la cabeza pudo volver porque ella impidió al resto que lo hiciera y casi atragantandose le soltó - ¡Te arrepentirás!. Me pedirás que vuelva y yo te mandaré a la mierda. Eres una zorra desagradecida - y cogió camino hacia su coche.

Ella vió como lo arrancaba y desaparecía al final de la calle y sonrió. Sonrió con placer. Su casa volvía a ser su casa, su espacio ya era de nuevo su espacio, su vida volvía a ser su vida.

- Tengo que arreglar el jardín - pensó mientras se volvía, sin perder ni un minuto en recordar lo que acababa de ocurrir, borrando los ultimos años como si no hubieran existido - y debería pintar de nuevo el salón, este color ya me está cansando.