viernes, 21 de octubre de 2016

    Se avanza, se retrocede, en ocasiones te paralizas y cuesta volver a arrancar, en otras no eres capaz de parar, ni siquiera de reducir un poco la velocidad y así , poco a poco, y sin tener muy claro hacia dónde ni por qué vas haciendo un camino que ni es tuyo ni lo quieres pero del que te convences a ti mismo que es tu elección, que tu eres el único que decide si giras o sigues recto, si clavas los tacos en el camino o si coges impulso para ir con más fuerza.

    ¡Cuantas veces me he preguntado que parte era mía y que parte no lo era!.

    No lo sabré nunca y creo que nadie lo podrá saber.

    Cuando me encuentro a alguien afirmando que ellos son los únicos dueños de su vida no puedo evitar sonreir por dentro y pensar : ¡Qué linda es la ingenuidad!.

jueves, 20 de octubre de 2016

Escribo y borro, vuelvo a escribir y vuelvo a borrar.

Tengo la sensación de repetirme, de estar diciendo siempre las mismas cosas y me aburro de mi mismo.
Hace tiempo le dije a una escritora a la que le pasaba algo parecido que igualmente publicara, que no importaba si a ella no le gustaba lo que plasmaba, que seguro que había alguien que si lo recibiría bien y disfrutaría con lo leído y , ahora, voy yo y no sigo mis propios consejos.

Haz lo que digo pero no lo que hago.
Triste pero cierto.

Lo seguiré intentando pero este embotamiento dura ya demasiado tiempo.

lunes, 25 de julio de 2016

A veces la vida te sorprende con algo bueno.

En ocasiones te encuentras con lo que no esperabas ni creías que existiera y , por una de esas casualidades, estás un poco más despierto, el embotamiento no te paraliza del todo y la constante gandulería se despierta, despereza, da paso a un ligero avispamiento y eres consciente de la oportunidad que está pasando delante de tus narices, la coges, te agarras a ella e intentas no soltarla.

Somos (soy) fruto de las casualidades.

Nos creemos muy listos, dominadores de nuestro destino cuando, en realidad, nada nos merecemos, nada hemos ganado o perdido, solo vamos cogiendo o desechando lo que a nuestro lado pasa de una forma casual, casi sin criterio.

El azar lo domina casi todo y él se rie de nosotros al ver como nos hichamos de orgullo por cosas que solo él ha decidido y más sabiendo que ni siquiera él tiene ni idea de si lo decidió o no.

lunes, 20 de junio de 2016

Si en un árbol te hallaran, todas las hojas hacía ti se volverían.

Al principio buscando la forma de, a la intrusa, expulsar,

aquella que su paz ha molestado y, con sus gorgojos, enturbiado,

pero luego, pasado el susto inicial, intentando encontrar

la manera de, en sus ramas, acogerte y envolverte

y que en ningún otro árbol, jamás, te volvieras a posar.

Si las hojas tardasen en verlo, volado, ya habrás

y si muy rápido lo hicieran, igualmente, al asustarte, partirás.


Afortunado el árbol que, en su justo momento, te haya logrado enamorar .

martes, 3 de mayo de 2016

Leyendo a los auténticos maestros, a esos que escriben como los ángeles, que no tienen premios ni reconocimiento y que, seguramente, nunca lo tendrán aprendo a no dejar de aprender.
Leerlos es un placer.

No los conozco y, casi con toda seguridad, no los conoceré jamás pero cuando visito sus rincones abiertos, cuando recibo suaves caricias al leerlos, cuando termino de leer y quiero más se que , en el fondo, da igual porque lo que importa es lo que transmiten, como lo hacen y como lo recibo.

Gracias a vosotros, a los que escribís, a los que me regalaís momentos así.

lunes, 14 de marzo de 2016

Me miró y con gran ternura dijo :

- Hoy es la última vez que me ves. Cuando salga por esa puerta no habrá marcha atrás y todo estará sellado pero no estés triste, piensa que, justo antes de irme, me volveré y te dedicaré la mejor de mis sonrisas para que me recuerdes.

- ¡Es un cielo! - pensé - Va a tener el detalle de dejarme un último regalo para que nunca la pueda olvidar. Eso solo lo puede hacer alguién grande, alguién que piensa en mi bien.

Lo cumplió.

Se levantó y moviendose como solo ella sabía hacer , fue recogiendo su bolso, se puso la cazadora ajustada que nunca bajaba de la cintura para que pudiera ver lo bien que le sentaban los pantalones y al llegar a la puerta, la abrió, se giró y me dedicó la mejor, más tierna, más linda de sus sonrisas.

Que suerte tengo.

jueves, 10 de marzo de 2016

Confusión por letargos no entendidos ni explicados que se generan y destruyen con la misma rapidez con la que aletea el pájaro que busca sin cesar alguna migaja que llevarse a la boca completamente ignorante de lo que le rodea y de las múltiples interpretaciones que va generando a su alrededor con su sobresaltado vuelo.

                Confusión que viene y va, atormentando a todo aquel que intenta capturar la imagen sostenida de aquello que pierde todo su sentido si no es dentro del conjunto formado por todas las casualidades, circunstancias y movimientos que rodean y envuelven entrelazándose como una única composición sin partitura posible.


                Confusión que no existe , que no es, que solo parece.

miércoles, 3 de febrero de 2016

        Al atardecer, cuando ya el día empieza a declinar y vas abandonando para el día siguiente lo que hoy no hiciste o dejaste a medio terminar, cuando te sientas un rato esperando decidir si avanzas un poco más en alguna de esas cosas que siempre están ahí o empiezas con otra de esas que, estando también siempre ahí, hasta ahora no habías tenido ganas o tiempo de empezar, es en ese momento cuando más presente se hace si sonries o no, si te sientes contento con lo hecho o intranquilo por lo pendiente de hacer, es cuando , en la tranquila soledad, eres del todo consciente de tu estado de felicidad o de su ausencia.

          Al atardecer, cuando ya no hay ruido dentro de mi cabeza ni zumbido de moscas que me recuerden la anormalidad de mi ser, cuando la cabeza se toma un respiro y se limita a sentir, cuando se deja llevar por el recuerdo de lo vivido y el ansía por lo que queda por vivir, es entonces cuando más presente se hace lo mucho que queda por sentir, por amar, por acariciar, por dar y recibir.

          Al atardecer es cuando más cerca estoy de volver a ver mi jardín.

martes, 12 de enero de 2016

Era tarde, muy tarde para cualquier cosa. Ya no tenía ganas de intentar nada, el aburrimiento, el cansancio, el hastío la superaba.

- Hola - dijo sin ganas cuando él atravesó el umbral de la puerta.

- Hola cariño. ¡Que bien estar ya en casa!. Hoy he tenido un buen día. Han firmado los contratos sin poner ninguna pega y...

- Yo también estoy bien - interrumpió ella de la forma más seca que pudo aunque le pareció que no era lo suficiente antipática como para que se diera cuenta.

- Ah, vale, me alegro.... Como te iba diciendo, esos contratos me van a permitir hacer la ampliación que llevo años queriendo hacer, ¿te acuerdas?, esa que te dije que....

- ¡YA ESTÁ BIEN!. Estoy harta de tus contratos, de tus ampliaciones, de tus gracias, de tus zapatos, estoy harta de tí, ¿Qué tengo que hacer para que te enteres? - se dió media vuelta y empezó a caminar hacia el dormitorio.

Él , dando grandes pasos, la alcanzó y cogiendola por el brazo la giró hacia si mirandola con cara de susto - ¿Que pasa?, ¿Es que no te alegras por lo que te he dicho?, eres una egoista..... - en su cara se podía ver la furia contenida por la incompresión que ella demostraba - La verdad, no se porque te cuento nada...cualquier día me cansaré y me iré dejandote aquí con tus estupideces....

No le dejó continuar. Se soltó el brazo que estaba atrapado por su mano y empujandole con un dedo inquisidor clavado en su espalda lo fue llevando hasta la puerta y cuando ya la había atravesado le dijo - Ya está, ya te has ido y ni se te ocurra volver, ¡Imbécil!.

Rabia contenida, algún gesto de violencia cobarde y mirada de cordero degollado fue todo lo que pudo expresar. Intentó girarse del todo pero solo la cabeza pudo volver porque ella impidió al resto que lo hiciera y casi atragantandose le soltó - ¡Te arrepentirás!. Me pedirás que vuelva y yo te mandaré a la mierda. Eres una zorra desagradecida - y cogió camino hacia su coche.

Ella vió como lo arrancaba y desaparecía al final de la calle y sonrió. Sonrió con placer. Su casa volvía a ser su casa, su espacio ya era de nuevo su espacio, su vida volvía a ser su vida.

- Tengo que arreglar el jardín - pensó mientras se volvía, sin perder ni un minuto en recordar lo que acababa de ocurrir, borrando los ultimos años como si no hubieran existido - y debería pintar de nuevo el salón, este color ya me está cansando.