jueves, 16 de septiembre de 2010

Sentado en mi sillón, contemplando el horizonte que se muestra ajeno a mi existencia pero exhibiendose sin ningún rubor, me siento afortunado.
Veo vuelos de pajaros que ignorado mi presencia vuelan para mi.
Observo movimientos de nubes que sin pretenderlo organizan conciertos solo para que yo los contemple.
La suave brisa silba y me arropa aún cuando su objetivo sea otro.
Hasta el ruido de la circulación se armoniza para darme satisfacción y las máquinas perforadoras se emplean a fondo para no desentonar con el resto de la armonía.
Miro a mi alrededor y el desorden se pone sus mejores galas para yo esté a gusto.
Solo puedo dar las gracias a todos ellos por acompañarme y permitirme compartir con ellos mi felicidad, mi tranquilidad, mi satisfacción, mi alegría por estar vivo por dentro, por poder tener fuerzas y proyectos y así todo eso poder dedicarselo a ella.

Para la princesa de mis sueños encantados.

martes, 14 de septiembre de 2010

No siempre hacemos lo correcto, no siempre decimos lo que pensamos, no siempre demostramos lo que necesitamos, pero siempre esperamos que se nos entienda.
Puedo comprender que no siempre se me entienda pero me gustaría tener siempre la oportunidad de volverme a explicar y así , al menos, intentar explicar lo inexplicable.
Puedo hacer cosas absurdas, ilógicas, estúpidas y tirar piedras sobre mi propio tejado pero , por desgracia, lo hago una y otra vez, de una forma casi compulsiva , y una vez hecho no siempre se rectificar a tiempo.

¡Lo qué daría por aprender de una vez por todas!. Pero no hay manera. Ni aprendo, ni rectifico, ni arreglo mis incongruencias y por otro lado siempre me surge la duda de si realmente lo intento de verdad.

Al menos espero no hacer demasiado daño por el camino.

jueves, 9 de septiembre de 2010

Me levanto y empiezo con ciertas rutinas que por el hecho de ser rutinas no signfica que sean ni aburridas ni que carezcan de magia.
Me preparó el café, enciendo el ordenador, doy los buenos días a mi princesa, leo las noticias, miro el cielo a través de la ventana y siempre me sorprendo haciendo planes que reconozco irrealizables pero que me produce una tremenda satisfacción el tenerlos y , de repente, todo se para a mi alrededor y me viene un pensamiento a la cabeza. Mas que un pensamiento , una pregunta.

¿Siempre ha sido así?.

Y la respuesta es inmediata : No.

No siempre y no necesito pensar mucho para darme cuenta que la causa de mi bienestar, del placer que tengo al hacer esas cosas todos los días, de hacer volar mi imaginación y disfrutar con ello es solo una.

Es ella, es la princesa de mis sueños encantados la que me permite volver a mi niñez, a mi juventud, a mi esencia. Su sonrisa, su actitud ante la vida, su amor, su dedicación , su compañía.

Hola mi princesa. Soy todo contigo.

martes, 7 de septiembre de 2010

El amor (III y final)

El amor eres tu.

El amor es una prolongación de ti mismo y amaras tal y como vivas, tal y como seas.

El objetivo del amor es poder ser uno mismo y estar al lado de una persona que , siendo ella misma, permita a los dos seguir siendo tal y como son pero de una forma compartida, unida, fundida, divertida, gratificante y plena.
Intentar cambiar al otro para que su amor se asemeje al nuestro es uno de los errores más cómunes en que todos caemos. Es un error muy común porque es muy díficil encontrar a nuestro alter ego y ello nos lleva a querer forzar situaciones, personas y sentimientos.
Si somos capaces de ir por la vida distinguiendo claramente entre amigos y conocidos ¿por qué no somos capaces de hacer lo mismo con nuestras respectivas parejas y no llamar amor a lo que es otra cosa?. Tendemos a engañarnos a nosotros mismos y el resultado es culpar al amor cuando el amor no tiene nada que ver, somos nosotros los que lo corrompemos.
He tardado 47 años en entender todo esto y reconozco que descubrirlo no ha sido un ejercicio de reflexión ni de meditación, ha sido, simplemente, la suerte de un descubrimiento casual e inesperado pero os aseguro una cosa, cuando llegó lo identifiqué al momento, sin dudas.
Si dudas es que no es y si es no lo dudas ni un instante.

A la princesa de mis sueños encantados.

lunes, 6 de septiembre de 2010

El amor (II)

Intentando profundizar en la esencia de los sentimientos, de encontrar el por qué , las causas , los motivos que nos inducen a sentir de una forma u otra llego a conclusiones del todo disparatadas, incongruentes y poco constructivas.

Me pongo como ejemplo a todo el que conozco, sus reacciones ante sus fracasos o su forma de expresar sus sentimientos, sus comportamientos ante la persona amada y sus formas de asimilar el "desengaño" y no me gusta lo que veo.
¿Es quizás que no sabemos amar?.
No creo que sea ese el problema. Empiezo a pensar que el amor como concepto no existe, al menos como concepto universal. Cada persona ama tal y como es en todo su ser. La persona egoísta, amará de una forma egoísta pero no por eso dejar de ser amor porque para que así fuera debería existir una definición clara y precisa del amor como tal.
El amor es una extensión de nuestra personalidad, somos seres necesitados de amor , de darlo y recibirlo pero el amor que a mi me llena es muy posible que no le llene a nadie más o si, pero a fin de cuentas es mi forma de amar y, como tal, es mi forma de ser.

Si no aceptaramos el amor de otra persona cuando vemos claro que su amor no tiene nada que ver con el nuestro creo que la mitad de la humanidad estaría sola pero también los que estuvieran juntos lo estarían de verdad.

Aceptamos el amor como el va al mercadillo y compra según le entra por los ojos. A veces lo más barato, a veces lo más bonito, a veces lo más original y una vez comprado y para no tener la sensación de haber tirado el dinero le da un uso que ni le llena ni le convence pero lo hace.

Hay que comprar menos compulsivamente en el mercadillo y hacerlo con más convencimiento. Y si algún día compramos algo que luego no nos convence, no nos empeñemos en usarlo solo por el hecho de haberlo comprado. Se puede regalar o entregar a alguién que si pueda hacer un uso adecuado de él.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

El amor (I)

Pleno de satisfacción sonrío.
Es la culminación de toda una vida, sonreir, pero no sonreir solo con la boca y con el gesto, es una sonrisa mucho más profunda, mas intensa, más plena, más íntima.
Es la sonrisa del alma, esa sonrisa que te proporciona satisfacción , tranquilidad, paz y armonía.
Una satisfacción que pocas veces se alcanza. No hablo de la satisfacción que produce un trabajo bien hecho o la cancelación de una deuda o un triunfo concreto y, por lo tanto, efímero, hablo de la satisfacción que produce el amar y sentirte amado. Es la satisfacción de poder ir sin máscara y sin maquillaje. Es la satisfacción de sentirte pleno.
Desde que el hombre es hombre se ha hablado continuamente del amor como algo que se busca o se encuentra, algo que nos debe ser proporcionado por una tercera persona y el amor no es solo eso.

Nacemos con el amor dentro de nosotros, es parte esencial de nosotros mismos y por lo tanto no hay que buscarlo o encontrarlo, lo que ocurre es que nuestro amor es imperfecto, necesitamos el complemento del amor de otra persona que nos permita , al unirnos, poder sacar de los más hondo de nuestro ser, todo eso con lo que nacemos y tenemos ahí guardado como un tesoro.

Lo díficil , lo casi imposible , es tener la suerte de encontrar a esa persona que su amor se complemente con el nuestro y que las circunstancias nos permitan descubrirlo. Pero , insisto, no es descubrir lo que esa persona nos puede dar, es descubrir que nosotros somos capaces de sacar a la luz todo lo que llevamos dentro al tener a esa persona al lado.
Y no es solo cuestión de dar o recibir. Puedes dar hasta el infinito, recibir lo mismo y no cuajar esa unión de amores.
Si amas y eres amado, si sientes esa paz, esa satisfacción, esa armonía, todo lo demás queda en segundo plano.
Solo conozco dos amores capaces de conseguir eso y ni son excluyentes ni el uno compensa la falta del otro. Uno es el amor por los hijos y el otro es el amor con tu pareja.
Son muy diferentes tanto en el fondo como en la superficie pero, si profundizamos en ellos, las sensaciones son similares.
Y yo, tengo los dos