martes, 14 de diciembre de 2010

Lloraba continuamente, sin consuelo.

No era dolor. Era simple llanto sin fin.

Lloraba al levantarse.

Lloraba cuando comía y cuando trabajaba.

Lloraba incluso cuando dormía.

Sus lagrimas no tenían fin ni lo buscaba. Se encontraba bien llorando pero no podía soportar el que todo aquel con el que se cruzaba y con voz y cara lastimera le preguntaran por la causa de sus problemas al verlo así. Nadie era capaz de entender que su llanto, sus lagrimas recorriendo su mejillas eran expresión de profunda alegría. Vivía contento y así lo expresaba. Disfrutaba de su deseada soledad.
Si esa era su forma de vivir ¿Por que no le podían dejar en paz con sus supuestas incongruencias, con su llanto desconsolado?. Si él  aceptaba la risa como expresión de alegría de los demás ¿Por qué los demás no eran capaces de aceptar su llanto como la suya?.

Cuando , ya por la noche, llegaba a su casa y aprovechaba para llorar todavía con más intensidad era cuando más consciente era de lo equivocada que estaba toda la humanidad riendo en vez de llorar.

lunes, 13 de diciembre de 2010

¡Capitán, no llevamos el rumbo correcto!.

El capitán no respondía. Estaba ensimismado con su mar, con su océano, con el romper de las olas y el surco que dejaban tras de si.

¿El rumbo?.

¡Qué le importaba a él el rumbo!. Solo quería navegar. ¿Por qué establecer un rumbo que aprisionara sus decisiones?. ¿Por qué ajustarse a lo que se suponía se esperaba de el?. El no esperaba nada de si mismo, solo quería mecerse en la inmensidad, que nunca acabara el viaje porque llegar a puerto significaba abandonar, aunque solo fuera temporalmente, su pasión, su razón de vivir.
Miró por ambas bordas.
Reflexionó durante unos instantes y pensó en lanzarse.

No lo hizo pero...... todavía, en las largas noches de vigilia , se pregunta el por qué.