lunes, 13 de diciembre de 2010

¡Capitán, no llevamos el rumbo correcto!.

El capitán no respondía. Estaba ensimismado con su mar, con su océano, con el romper de las olas y el surco que dejaban tras de si.

¿El rumbo?.

¡Qué le importaba a él el rumbo!. Solo quería navegar. ¿Por qué establecer un rumbo que aprisionara sus decisiones?. ¿Por qué ajustarse a lo que se suponía se esperaba de el?. El no esperaba nada de si mismo, solo quería mecerse en la inmensidad, que nunca acabara el viaje porque llegar a puerto significaba abandonar, aunque solo fuera temporalmente, su pasión, su razón de vivir.
Miró por ambas bordas.
Reflexionó durante unos instantes y pensó en lanzarse.

No lo hizo pero...... todavía, en las largas noches de vigilia , se pregunta el por qué.

2 comentarios:

  1. Me gusta,es una historia que me sabe a poco...
    podrias matizar mas y a la vez resaltar mas
    la ultima estrofa,muy agradecida

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  2. No escribo cosas largas en el blog.
    Son solo entradas cortas que , en unas ocasiones, se convierten en relatos que ya no subo y, en otras, dejo estar en el baúl hasta otra ocasión mejor.
    Siento no poder cumplir tu deseo.

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