miércoles, 29 de febrero de 2012

Arturo

Hola.

Me llamo Arturo y tengo dos años.

No se por que me pondrían ese nombre. No me gusta. Y mira que me quejé cuando me enteré, berree, patalee pero , nada, no conseguí nada. Lo único era que de vez en cuando alguna cara gorda se me acercara y dijera : ¡Mira que mono!.

Eso es lo que era:  un mono.
Ahora ya no.
Ya soy mayor.

Estoy castigado.
No se que es lo que he hecho malo. Bueno, no se que es lo que he hecho, ni malo ni bueno pero lo que si me ha quedado claro es que estoy castigado aunque no se lo que significa.
Yo sigo haciendo lo mismo esté castigado o no así que , supongo que, algún día me lo explicarán.

Por cierto, ¿Os he dicho que me llamo Arturo?.
Subió a lo más alto del monte.

Lo de más alto es una forma de hablar porque altura, lo que se dice altura, no tenía mucha pero si la suficiente como para poder ver desde allí todos los alrededores y como el día estaba muy despejado la vista alcanzaba a ver a varios kilómetros de distancia.

Observó varios montes más altos que el que ahora le sostenía y pensó que en la próxima escapada subiría a uno de ellos. Se veía el mar, la ciudad, las carreteras, los senderos que subían y bajaban e iba planeando cual sería la mejor ruta para recorrer todo aquello.

No quería preguntar a nadie. Quería probar por su cuenta e ir averiguando por si mismo la dificultad del terreno, el tiempo que le llevaría e incluso si sería posible o no. De hecho a ese sitio había llegado casi por casualidad y sin saber muy bien a donde iba.

Cuando ya llevaba un rato observando a lo lejos y cavilando sobre sus próximas aventuras bajó la mirada y empezó a fijarse en lo que había bajo sus pies o a unos pocos metros de distancia y descubrió que el sitio en el que estaba era mucho más bonito de lo que le había parecido al llegar así que empezó a recorrerlo despacio , fijandose en cada detalle hasta que , poco a poco, fue olvidandose de esos montes lejanos que tanto le habían absorbido su atención apenas unos minutos antes.

Sabía que , por el momento, no iba a volver allí. Sabía que en la siguiente ocasión iría a uno de esos sitios que había observado en la distancia pero también sabía que algún día no muy lejano volvería a visitar ese sitio.

Su primer sitio.

martes, 28 de febrero de 2012

Lo intento, quiero hacerlo, necesito hacerlo pero no puedo o .... es posible que no quiera y no lo sepa.

Volveré, se que con fuerza lo haré pero en este momento no me sale.

No encuentro motivo ni razón.

lunes, 27 de febrero de 2012

Corriendo, parando, sudando, gritando y callando. De un lado para otro o dando vueltas sobre mi mismo. Hablando, explicando o , en otras ocasiones, encerrado , silencioso y hermético.
Intentando conocer y saber todo lo que me rodea y lo que no está a mi alcance para luego quedarme quieto, pensativo , recapacitando sobre lo que ya he conocido pero no he entendido.

Y , mientras hago todo eso, voy dejando dolor y angustía a mi alrededor. No soy consciente de mis maldades. De algunas equivocaciones si, pero siempre lo hago tarde, cuando ya están hechas y no tienen remedio.

Se que la única solución es desaparecer. Perderme en algún solitario sitio y allí quedarme para siempre pero también se que eso nunca lo haré así que no veo más solución que aceptar lo que me toca hasta que la soledad obligada sea.

viernes, 24 de febrero de 2012

¿Cordura o felicidad?.

Conforme mejor me siento más pierdo el norte y si recapacito, me ordeno, organizo mi vida y sano me vuelvo la tristeza me invade y me voy encogiendo hasta hacerme casi invisible de lo pequeñito que me vuelvo.

Mi felicidad provoca la infelicidad de quién me rodea.

No puedo estar loco en un país de cuerdos pero mi locura de compañía necesita y, a la vez, esa compañía no puede soportar mi continuo paseo por la cuerda floja.

Quizás no esté loco, quizás lo estemos todos,  quizás..... da igual.

Al final, el resultado es el mismo.

lunes, 20 de febrero de 2012

Un nuevo día, un nuevo sueño, una nueva esperanza, una nueva ilusión.

No hay nada nuevo en el camino, es el mismo , y , sin embargo, todo es diferente, recién aparecido. Las piedras, los surcos, los arboles y hasta los insectos parecen otros.

El mosquito que ayer me molestaba con sus picoteos hoy solo revolotea a mi alrededor sin atreverse a picarme de nuevo.

La mariposa sigue sin saludarme, dedicada a su quehacer diario y yo la miro sonriendo porque se que no lo hace por desprecio , lo hace porque a su familia tiene que alimentar y no puede pararse a darme conversación.

El saltamontes me guiña un ojo y continúa persiguiendo al mosquito a ver si , por fin, da buena cuenta de él.

Las flores sonrien, hablan entre ellas y cuando en su conversación participo me acogen y su olor a polen fresco, a vida, me da fuerzas y una sonrisa siempre me regalan.

Y los árboles, esos árboles cansados de tanto maltrato por parte de los desaprensivos visitantes que los marcan, los maltratan y no comprenden que su vida depende de que ellos sigan existiendo me miran incrédulos pero orgullosos.

Quiero mucho a esos árboles y ahora que he comprobado que es posible , que se puede pelear sin perder, que no es tan díficil , que simplemente hay que tener paciencia y seguir luchando aún viendo la derrota cerca, ahora es cuando más ganas tengo de pelear.

No es por ellos, es por mi.

Si no lo hago, si arrojo la toalla, me consumo, me diluyo, empiezo a desaparecer, a descomponerme como se descompone una flor cortada por su tallo y puesta al sol.

lunes, 13 de febrero de 2012

Una pequeña luz aparece al final del camino.

Todavía no se si luz o espejismo es pero la ilusión recupero. Las ganas de avanzar vuelven a mi , de sonreir al mirar de frente. No todo es negro ya. Algunos colores asoman en el horizonte y , a mirar hacia los lados, no soy capaz por no perder de vista esa gotita de esperanza.

Esta cerca, muy cerca, tanto que en pocas horas sabré que significa, que es lo que me trae y que nuevos caminos me enseñará.

Un nuevo horizonte, nuevos retos y desafios que espero y deseo como un niño a los reyes magos.

miércoles, 8 de febrero de 2012

Demonios sin escrupulos, bastardos de madre, enanos de pensamiento y babosos sin babero me rodean intentando que dé ese paso que no quiero dar.

Me resisto todo lo que puedo pero no se hasta cuando podré hacerlo.

Se que no debo, que no es la solución a nada y que si . algún día, lo hago habré perdido todo por lo que he luchado pero también se que es muy fácil , que es tentador y que la parte peor de mi se sentiría satisfecha, a gusto, descansando.
Estaba sentado en el suelo, jugando, sin ser consciente del paso del tiempo. Se inventaba historias de héroes y princesas, de batallas y derrotas, de victorias y regresos que , una vez terminadas, de nuevo a empezar volvía.

Hablaba consigo mismo, con sus juguetes. A veces reía, a veces se enfadaba y otras serio se ponía según el personaje que interpretara porque lo mejor de sus juegos era que los vivía, se los creía y , mientras duraban, en parte de su vida real se convertían.

De vez en cuando un "adulto" aparecía e intentaba el juego terminar.

"Ya eres mayorcito" - le decían unos.

"Yo a tu edad hacía cosas más importantes" - le decían otros.

"No creceras nunca y así no llegarás a ser nadie" - argumentaban otros.

El niño seguía a lo suyo sin hacer caso y sonreía por dentro.

Aún siendo pequeño había aprendido ya a diferenciar entre lo que le decían por su bien y lo que le decían por envidia.

A esos "adultos" les costaba aguantar que todavía hubiera algún niño que supiera disfrutar lo que ellos habían olvidado o nunca habían aprendido. Necesitaban de la infelicidad de los demás para no sentirse tan deschichados. Su consuelo era pensar que si todos lo hacían era porque no había quedado más remedio pero ver que alguién conseguía resistirse sacaba a la luz su mezquindad , ignorancia y cobardía.

El niño siguió siendo niño y , por el camino, se encontró con más niños que, cómo él , estaban orgullosos de seguir siendolo.

martes, 7 de febrero de 2012

Homenaje a un héroe

Estaba esta mañana tomando café y hablando con un amigo cuando, a raiz de nuestra conversación, recordé un epísodio del pasado.

Tendría yo unos doce años cuando mi tía nos llevó a mi hermana mayor y a mi al cine.
Al salir nos encontramos una batalla campal en plena Gran Vía. Cientos de personas se estaban manifestando pidiendo la liberación de Carrillo.

Estabamos en plena transición.

El caso es que entre humo, gritos y carreras conseguimos que un bar nos abriera la puerta y así permanecer dentro hasta que todo se tranquilizara.
De vez en cuando el bar volvía a abrir para dejar entrar a personas con los ojos llorosos por el humo de los botes que lanzaba la polícia. Yo miraba entre incrédulo y expectante la situación.

Al cabo de un rato la situación pareció calmarse y mi tia aprovechó la ocasión para que salieramos y así volver a casa. Bajamos por la Gran Via y , en un momento dado, giramos a la izquierda en dirección a Santo Domingo y fue en ese momento cuando apareció.

Un hombre alto, solo, en mitad de la calle con el puño en alto y gritando a pleno pulmón "Carrillo, libertad".
Mi tia se asustó y gritando nos metió por un callejón que encontró a la derecha y desde allí poco a poco fuimos alejandonos de la manifestación hasta que llegamos a casa.

A día de hoy todavía recuerdo perfectamente a aquel hombre que solo, sin nadie que le acompañara, en actitud desafiante, defendía aquello en lo que creía.

Es posible que no fuera tan alto, que no estuviera tan solo cómo yo recuerdo pero eso da igual. Para mi representaba la lucha contra la injusticia, la pelea , aún en solitario, contra el abuso, la falta de libertad. Gritaba aún sabiendo que eso le podría acarrear algún que otro porrazo o alguna que otra noche en los calabozos.

No se quién es, quién fue o lo que hizo con su vida pero, para mi, siempre ha sido un ejemplo a seguir. Quizás, ahora más que nunca, necesitemos personas así.
Personas que se planten en mitad de la calle y griten "Libertad" aún sabiendo que poca gente les entenderá porque se supone que ya la tenemos.

Espero algún día conseguir el valor suficiente para hacerlo.

Gritar "libertad".

viernes, 3 de febrero de 2012

Perdido entre sombras y nubarrones , sin estar preparado para ello, y con todas las dudas y balanceos que produce el no conocer las consecuencias he iniciado una carrera contra el reloj.

No puedo mirar hacia los lados ni comprobar el resultado de lo que dejo atrás. Solo puedo acelerar y seguir en línea recta porque en este momento si que tengo una meta. No habrá alegría cuando la alcance, no me sentiré satisfecho, ni orgulloso estaré por haberla alcanzado, pero habré puesto en su sitio lo que nunca debió estar en otro.

Todo tiene sus consecuencias y nadie debería olvidarlas. Lo que hacemos es causa de lo que luego recibimos.

jueves, 2 de febrero de 2012

Mañana triste, lluviosa, llena de recuerdos amargos.

No encontraba mi sitio, no buscaba mi lugar

no caminaba ni hacia delante ni hacia atrás.


Tarde tranquila, reposada, llena de reflexivas miradas.

Una conversación, una sonrisa pasajera llena de intención

y mi corazón, de nuevo,  a toda velocidad aceleró.


Noche de esperanza, llena de un mañana mejor.

Volveré a intentarlo. Nunca he dejado de hacerlo

porque se que , a pesar de todo, nunca has dejado de quererlo.