lunes, 25 de julio de 2016

A veces la vida te sorprende con algo bueno.

En ocasiones te encuentras con lo que no esperabas ni creías que existiera y , por una de esas casualidades, estás un poco más despierto, el embotamiento no te paraliza del todo y la constante gandulería se despierta, despereza, da paso a un ligero avispamiento y eres consciente de la oportunidad que está pasando delante de tus narices, la coges, te agarras a ella e intentas no soltarla.

Somos (soy) fruto de las casualidades.

Nos creemos muy listos, dominadores de nuestro destino cuando, en realidad, nada nos merecemos, nada hemos ganado o perdido, solo vamos cogiendo o desechando lo que a nuestro lado pasa de una forma casual, casi sin criterio.

El azar lo domina casi todo y él se rie de nosotros al ver como nos hichamos de orgullo por cosas que solo él ha decidido y más sabiendo que ni siquiera él tiene ni idea de si lo decidió o no.

6 comentarios:

  1. Esto da para pensar y mucho.
    Lo que ocurre es que muchas veces somos nosotros mismos quienes nos cerramos las puertas a estas oportunidades, a estos cambios a estos actos fortuitos satinados de positividad y esperanza a los que todos tenemos derecho.
    Debemos empujar a esta rueda para que siga girando, con optimismo y esperanzas renovadas para que al final, llegue lo que merecemos.
    Y llegará Lurio.

    Besos.



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    1. ¿Lo qué merecemos?. No se yo si esperar a recibir lo que me merezco o seguir disfrutando de esos azares que me regalan aquello que debería corresponderle a otros.

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  2. Eso es porque, aunque tú creas que no lo esperabas, en el fondo sí que lo buscabas y esperabas. Las oportunidades, casualidades.....hay que agarrarlas con todas las fuerzas y no soltarlas cuando llegan.

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    1. O soltarlas y coger otras. Nunca se sabe. Casi nunca se acierta. Todo consiste en seguir viviendo.

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  3. Yo al azar lo tengo imputado, bueno no, ahora se dice investigado...Ya sabes que el azar es muy caprichoso, voluble y en ocasiones muy cabrón. Procura no parecerte a él, porque al final él sigue su curso y a ti te deja en la cuneta.

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  4. Y querer...seguir viviendo, yo brindo por ello.

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