Encogido, acurrucadito, hecho un ovillo, cerrando los ojos y percibiendo el lento sueño llegar.
Tapado bajo las mantas, la cabeza apoyada en mi mullida almohada con un suave susurro meciéndome y aflorando esa suave sonrisa de satisfacción que solo ella sabe provocar.
No llegando a dormirme para poder disfrutar ese momento, esos instantes de tranquilidad y ternura que recorren y electrizan , que relajan y estimulan, que duermen y despiertan, que dan vida.
Y al final, cuando el cansancio me pueda y duerma profundamente, descansaré, despertaré y un lindo besito me traerá de nuevo a la consciencia, a la realidad que, ya, en nada se diferencia de la nebulosa del sueño porque mi sueño es realidad y mi realidad sueño es.
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