Los días agradables, con una ligera brisa que no molesta y solo refresca, con un sol que calienta pero no abrasa y con un color atenuado pero lleno de matices no abundan.
Son tan escasos que casi nos olvidamos de ellos y tendemos a creer que son solo el resultado de nuestras fantasías, de recuerdos de infancia o solo el reflejo de algo que nos contaron y hemos hecho nuestro.
Los días agradables existen, son , están, pocos pero llegan, aunque ya no los veo porque el recuerdo de las sombras permanece en mi mente el tiempo suficiente como para evitar que perciba el cambio y su llegada y cuando desaparecen tengo la sensación de que algo pasó, algo cambió pero de una forma tan sutil y breve que se instala en mi la idea de su no existencia.
Los días agradable volveran a mi. No se cuando pero lo harán y espero ser capaz de no perderme el siguiente.
Por mi bien.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario