Aunque solo fueran cinco minutos para poder verla, incluso a distancia, y disfrutar de nuevo de esa sonrisa que ilumina por donde pasa.
Cinco minutos que equivalen a una vida entera.
Cinco minutos que me sabrían a poco pero que, aún así, me darían lo suficiente para poder seguir soñando con otros cinco minutos.
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminarA veces cinco minutos valen una vida…no importa el tiempo ni el lugar si estás con la persona apropiada...
ResponderEliminarTodo consiste en eso. La persona apropiada. El resto da exactamente igual. Pavica ¿Serías tú?
EliminarSi tú quieres… me encantaría!!!
ResponderEliminarNo es solo querer. Me he pasado más de cuarenta años queriendo así que...
EliminarYa nos toca....
ResponderEliminar
ResponderEliminarEs una buena y breve reflexión sobre la vida misma
Saludos.