Ya apareciste, blanca, diafana y casi inmaculada.

Tu puerta me has abierto pero la cerradura no has quitado.

Libre de equipaje, con ropa vieja pero limpia.


A mi derecha un vigilante no me quita ojo. A la izquierda los chalados encerrados en su jaula  se hacen los despistados pero esperando están para saltar sobre mi al primer descuido. Y al frente y detrás el mar.
Mi mar que siempre me acompaña y acurruca en los momentos de tensión.

Deseando estoy de verte porque, aunque mi refugio no vas a ser, te convertiré en el lugar donde renacer, nuevas fuerzas cobrar y , al final, al villano derrotar.

Cansancio lleno de ilusión por una nueva ventana que lucho por abrir.

Esfuerzo que, sin poder saber si dará fruto , ya llena mi vida de sonrisas.

Sonrisas, risas, retos, furtivas miradas y gestos,  de incógnitas, llenos.

Te desvelaré, descubriré tus secretos mejor guardados
y los protegeré de inoportunas miradas.

Mírame.
Si yo sonrío es que todos somos capaces de sonreir.
Si todos sonreimos yo nunca dejaré de hacerlo.