Son instantes fugaces, casi imperceptibles, invisibles para el resto de la humanidad, inundaciones para tus ojos que el recuerdo vuelve eternos, mágicos, melancólicos, por encima de todo, melancólicos.
¡Y qué bien sientan!. ¡Cómo los necesitaba y añoraba!.
No te vayas de mi lado.
Sigue aquí aunque ya no estés
porque tu presencia me hace vivo
y, durante unos instantes, abandono mi nicho.
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Tendemos a añorar aquello que ya no está, en lugar de apreciar y valorar lo que tenemos (ej.: coche que no merecía, según tu, llorar demasiado por el). Menos mal que la pena, tan solo, son unos instantes fugaces!!!!
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Hay instantes de medio segundo que nos devuelven la vida entera. Esos hay que guardarlos muy dentro para que no se escapen, y poder rememorarlos siempre que queramos.
ResponderEliminarBesos