Nuevo día con nuevos miedos.
Un amanecer como otro cualquiera que no lleva a ninguna parte pero que te enreda en sus brumas y te hace perder el sentido del tiempo hasta que ya no sabes si es hoy, mañana o ayer y te paras, miras a los lados y, al no reconocer nada, sigues adelante esperando que solo sea un espejismo tras el cual volverás a verlo todo claro.
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