Confusión, aceleración y ganas de todo y de nada irrumpiendo por todos los poros, azotando y no permitiendo ni un minuto de descanso y recordándote que nada es lo que parece, nada es como imaginas y todo es cambiante , confuso y sin sentido.
Te paras...
Respiras...
Vuelves a respirar...
Y la vorágine vuelve a empezar abofeteandote con ganas, sin hacer sangre pero llenando de moratones la piel cansada y poco dispuesta a regenerarse. Gritas sin gritar y lloras sin llorar. Ries sin ganas pero no lo puedes evitar y no eres capaz de estarte quieto porque la inmovilidad te aterra por si provocara un colapso del que ya no te puedas recuperar.
Y te vuelves a parar...
Y vuelves a respirar para que no se te olvide que eso es lo único que te mantiene con vida.
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