Y, mientras me lo contaba, yo pensaba que la suerte no es mala ni buena, es simple azar que tuerce o endereza las cosas sin ningún orden ni plan premeditado.
La suerte me ha llevado a la mayoría de los sitios porque no los tenía planeados ni era esa mi intención.
Me ha acurrucado y me ha golpeado de forma completamente aleatoria y, ahora, en este momento, no le quiero consentir más veleidades.
Intentaré engañarla y así conseguir lo que quiero.
Me volverá a ganar y tendré lo que ella decida.
Y volveré a mirar hacia delante maldiciéndola o alabándola según me haya ido pero seguiré siendo impotente ante ella.
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