Llevaba varios días lloviendo con fuerza lo que le impedía trabajar al aire libre y eso le molestaba mucho.
El serrín, los vapores de los barnices y el ruido que, el mismo, generaba le estaban provocando un malestar que ya empezaba a ser cansino, en cambio, todo eso, cuando lo hacía en el porche, no solo no le molestaba sino que le gustaba, y mucho.
Estaba pensando que, si la lluvia seguía así durante varios días más, iba a cambiar de entretenimiento porque, a fin de cuentas, lo hacía solo por diversión y no tenía sentido convertir su pasión en una tortura y eso le hizo pensar:
¡Qué diferentes se ven las cosas según las circunstancias que nos rodean!
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