Con el horizonte lleno de nubes grises avisando de la que está por caer vi una luz en la lejanía, casi imperceptible, en la que fijé mi atención.
Estaba tan lejana y era tan débil que lo normal habría sido no hacerle caso y prepararse para la tormenta que amenazaba pero, una y otra vez, mi cabeza se giraba hacia ese pequeño brillo que, a mi, me parecía de una intensidad fuera de lo común aún pareciendo más un espejismo que otra cosa.
Sigue estando muy lejos.
No puedo ni rozarla con los dedos.
Pero... y si ...
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