Sube y baja sin parar buscando un sitio donde descansar,
solo un rato, recuperar el aliento y, asi, poder pensar
en lo que viene, lo que se fue y en lo que nunca llegará.
No lo encuentra.
No hay asidero, saliente o simple suelo
en el que , un poco de aire, tomar
y , aunque fuerzas todavía quedan,
el cansancio mella hace y lo blanco , griseando va,
acercandose a un tono cada vez más oscuro
tan cercano a lo opaco que, en ello, es mejor no pensar.
¡Quién pudiera ser dueño de sus tiempos!.
¡Quién, a su antojo, pudiera el espacio modelar!.
Ante tal arrebato de idas y venidas
lo mejor... es dejarse llevar.
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Me han encantado las rimas, saltando de una a otra con facilidad.
ResponderEliminarY si, dejarse llevar es difícil, pues darle vueltas a las cosas hasta hacerlas un nudo se nos da de maravilla.
Dejarse llevar y dejarse encontrar.
Un saludo