Ya se había ido cuando, pensandolo de nuevo, se dió media vuelta deshaciendo el camino andado, se acercó a ella, cogió un papel y grabateó un número de teléfono que alargó hacia su mano para que lo cogiera.
Ella no dijo nada, solo esbozó una tímida sonrisa y agarró el papel.
Nunca más supo de ella pero nunca perdió la esperanza de que , cualquier día, sonara el teléfono y volviera a oir su voz.
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Me encantó este micro,Lurio, es además como muy real en la vida de algunas personas.
ResponderEliminarUn beso.