Sentada en su sillón y agarrada a su bastón recordaba sus tiempos de actividad.
Tiempos en los que podía haber hecho, haber dicho, haber amado y sonreía al pensar que todo aquello bueno que a su alcance tuvo no lo había dejado escapar ya que exprimiendo hasta la última gota lo había vivido con intensidad.
Miraba por la ventanda viendo a la gente joven con natural alegría pasar y ni un gramo de envidia sentía por su exuberante vitalidad ya que lo que ellos vivirían ella en su recuerdo ya tenía y su único deseo era que cualquier otro , tal y como ella hizo, supiera aprovechar lo que la vida te ofrece como oportunidad.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario