No encuentro nada pero tampoco lo busco.

Me da igual si la línea es recta, curva, ondulada, quebrada, discontinua, gruesa o fina.

No quiero seguirla y no le pido a nadie que me siga a mi. 
Si voy solo, voy bien. Si voy acompañado también.

Lo único que pido es que quién no quiera acompañarme me deje en paz. No pido consejos ni critico a los que siguen el camino trazado , entonces ¿Por qué no son capaces de dejarme elegir mi camino sin intentar que lo reconsidere?.

Los hay que , incluso, se siente dañados, ofendidos, heridos por mi decisión y no consiguen entender que si lo hiciera de forma diferente dejaría de ser yo. Me recomería por dentro, me iría pudriendo y deshaciendo hasta desaparecer.

Insisto, mi camino es mio y no le pido a nadie que lo comparta conmigo. El que lo haga lo tiene que hacer porque le gusta, porque le motiva dicho camino esté yo en él o no.
No quiero correctores de ruta, pepitos grillo que te van avisando de los peligros o almas benditas intentando salvarte de ti mismo.

No quiero salvarme de nada.

No quiero ser evangelizado.

Me gusta equivocarme y disfruto con ello.