martes, 12 de enero de 2010

Me tomé mi café en mi terraza.
Suele ser un café solitario, con mis pensamientos, con mi mar de compañía, con la mirada perdida y a la vez atenta, pero hoy ha sido diferente.
He tenido compañía.
Una compañía agradable e inesperada que me ha hecho pensar.
Esto último no es difícil que me ocurra pero hoy ha sido diferente.
He visto de nuevo la ilusión y las ganas de avanzar en alguien a quién no conocía de nada y que me ha transmitido fuerza, una sonrisa y la paz que proporciona el volver a descubrir que en todo momento es posible encontrar a gente con ganas de luchar.

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