jueves, 7 de enero de 2010

Volaba a la par que los pájaros,
cavaba túneles de la mano de los topos
y nadaba al unísono con los delfines.

Reverdecía como los árboles en primavera,
olía a almendro en flor
y crecía enroscándose con las enredaderas.

Majestuosa como una orquídea,
sencilla como una margarita,
preciosa como una rosa.

Complicada como las corrientes marinas,
arrasadora como los huracanes
y acogedora como un lago en calma.

Así es mi niña,
así la conocí
y así la quiero conmigo.

A mi princesa de mis sueños encantados.

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