martes, 24 de noviembre de 2009

Hoy te he vuelto a ver.
Estabas resplandeciente, parecías flotar, con suavidad, con armonía.
Como siempre, tu ni me has visto o si lo has hecho lo has disimulado muy bien.
No era yo el único que te miraba, lo hacíamos casi todos los que allí estabamos pero ninguno te veía, solo te miraban sin verte.
Todas las mañanas voy al mismo sitio, me siento en la misma silla, pido mi café y te observo.
Hay días que estás revoltosa, agitada, nerviosa, otros, en cambio, estás calmada y pareces dormir.
Yo se que no duermes, solo lo parece pero dentro de ti arde la pasión, la fuerza, el desenfreno que reprimes para no alterar a los que te rodean hasta que un día saltas y todo se agita contigo.
Algún día me atreveré, me dirigiré a ti, hablaremos y ... ya nadie nos podrá separar.

Al mar, mi mar.

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