Miró a derecha e izquierda.
Se aseguró que no hubiera nadie que le viera.
¡Qué vergüenza si le pillaban!.
Volvió a mirar.
Empezaba a ponerse nervioso.
Era una situación realmente embarazosa.
Si algún conocido lo veía. O un desconocido. ¡Qué más daba!.
El solo pensarlo le producía una sensación de agobio tremenda pero tenía que hacerlo, no podía aguantar más.
Y por fin se decidió.
Sacó el teléfono móvil e hizo una llamada.
Fue lo más corta posible para que nadie pudiera verlo.
Utilizar el teléfono para llamar, ¿A quién se le podría ocurrir hacer algo así?
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Muy ocurrente...Y real.
ResponderEliminarYo pensaba que ya no se podía hablar por teléfono. De hecho, escribo por aquí porque no se me ocurre llamarte por teléfono...