lunes, 5 de marzo de 2012

Llegaba la tarde, limpia y cálida, tanto que un paseo me decidí a dar.

A un parque cercano me acerqué y cuando paseando estaba , a lo lejos te vi.

Me senté.

En un árbol me recosté para así mejor poderte observar.

Y allí estabas. Hablabas, sonreías y a ratos reías.

De pie, con tu estilo, tu saber estar, tu porte sereno y tu precioso pelo al viento.

Allí estuve esperando a que te fueras para , a continuación, cerrar los ojos y de tu recuerdo disfrutar.

Llegarán las mañanas soleadas y llenas de optimismo pero esta noche, esta noche mi alma triste está.

No hay comentarios:

Publicar un comentario