viernes, 29 de abril de 2022

Déjate soñar




 Aceptando la propuesta de Ginebra Blonde desde su blog Variétés para el mes de abril con el tema Déjate soñar he elegido a Alessandro della Spina para escribir una historia que, aunque con toda seguridad no ocurrió así, bien pudo ser.

También se puede leer a todos los participantes en Lovely bloggers y más cosas en Paraíso de letras


¡Zastaplas!

Alessandro miró de reojo – Es la cuarta vez que fray Luigi se estampa contra la mesa del fondo al tropezar con el taburete de fray Pietro. Si sigue así se va a abrir la cabeza como un melón – pensó.

Últimamente esto parece una plaga. Frailes muy mayores unido a muebles por todas partes unido a la poca luz que tenían se convertía en un juego de bolos a ver quién se caía primero.

¡Batabuuum!

¿Otra nariz rota o habrá sido la crisma de alguno? – Alessandro se giró y vio a dos frailes abrazados en el suelo intentando descubrir con qué habían chocado.

Él no tenía ese problema porque, varios años antes, otro monje le había dado un cristal con un mango de madera con el que ya podía ver. No era perfecto pero le permitía seguir escribiendo, pintando y no comerse las esquinas del monasterio.

El monje que se lo regaló no quiso contarle el secreto de su fabricación pero, apoyándose en unos escritos del científico árabe Ibn al-Haytham, que habían caído en sus manos para ser traducidos, y echándole muchas horas robadas al sueño, estaba muy cerca de poder fabricar las suyas propias y, una vez hecho eso, ya podría seguir haciendo más para sus compañeros de monasterio.

¡Cuidado! - le gritó al pobre Anselmo que estaba a punto de tragarse el dintel de la puerta.

No es que Anselmo fuera muy alto es que, en aquella época, las puertas eran muy pequeñitas. Parecían hechas por alguien que se regodeaba en pensar como se las iban a comer los frailes cuando la vista ya les empezara a fallar.

¡Estos herejes!. Mano dura habría que tener con ellos – murmuraba Alessandro al ver lo cerca que había estado Anselmo de quedarse sin frente.

Alessandro siguió con su tarea que ya empezaba a ser urgente si no quería perder a alguno de sus compañeros de fatigas y, en unos pocos meses, consiguió dominar lo suficiente la técnica como para suministrar lentes con montura de madera a los frailes que todavía quedaban con la cabeza entera.

Alessandro della Spina – monje de la ciudad de Pisa a quién se atribuye la invención de las gafas a finales del siglo XIII.

Al-Hasan Ibn al-Haytham erudito del siglo X que escribió un tratado de óptica de 7 volúmenes titulado Kitab al-Manazir

(Los nombres de los demás monjes han sido modificados para proteger su intimidad)




22 comentarios:

  1. Hola, Lurio. A pesar de la compañía en estos días de ese virus que no se quiere marchar del todo, quería felicitarte y darte las gracias, también por aquí, por tu magnífica participación.
    Un relato que sugiere muy buenas imágenes, con muy ingeniosas trazas de humor, y de lectura fluida y divertida. Creas una atmósfera muy visual que provoca sonrisas.
    Genial en forma y fondo.
    Un verdadero placer, amigo.

    Abrazo grande, y feliz finde.

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    1. Muchas gracias Ginebra. Me alegro que te haya gustado. A ver si, de una vez por todas, el jodido virus ese se toma unas vacaciones.
      Un abrazo también para ti.

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  2. El que te hayas unido aun grupo asi te dara oporunidad de tener mas lectores
    saludos y suerte

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  3. Un aporte genial con su apunte de historia y la solución para los males de los monjes, yo le debo mucho a ese invento y a la lectura de tu entrada le debo unas cuantas sonrisas. Abrazo

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    1. Todos le debemos mucho a ese invento. Nadie se libra en un momento u otro.
      Un abrazo también para ti.

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  4. Bendito invento y buena tu aportación. Te felicito, y a nuestra querida Gine, por su maravillosa iniciativa.

    Mil besitos para ambos y feliz finde.

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  5. Genial relato no lo sabía. El invento del monje a ayudado tanto. Te mando un beso.

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    1. Yo tampoco tenía ni idea hasta que vi la propuesta de Ginebra.
      Un besito.

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  6. Jajajaja me hiciste reir, llegue a escuchar los ruidos que provocaban los frailes con sus tropiezos; lo contaste genial!!
    Este invento que nacio de una necesidad; y que hoy agradecemos todos.
    Te mando un abrazo!!

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    1. Me alegro. Hacer reír es una de las cosas más bonitas que hay. Quizás... sonreír pero ese es otro tema.
      Un abrazo.

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  7. Muy divertido, qué bonita mañana cuando empieza con una sonrisa.

    Un abrazo, y gracias.

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    1. No hay nada mejor que empezar la mañana con una sonrisa. No sabes cuanto me alegro.
      Un abrazo

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  8. Me encantó tu relato Lurio. Tiene mucho humor y sapiencia. Un abrazo grande

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    1. Me alegra que te guste.
      Un abrazo también para ti.

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  9. Mi admiración sincera. Me encanta el tono de humor que le diste. Un abrazo.

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  10. Muchas gracias Musa.
    Un abrazo también para ti.

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  11. Qué manera tan encantadora de ilustrarnos acerca de las gafas. Aprendo, "visualizo" con tus gafas, y sonrío...otra vez (te he dejado antes otro comentario, pero no los veo...No sé si tienes el moderador activo).

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    1. Si, activé el moderador pero es para enterarme. Es que, si no, se me pasan los comentarios y ni me doy cuenta. Muchas gracias. Sonreír es uno de los grandes placeres de la vida.

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