domingo, 29 de enero de 2012

Cada día duele más.

Es un dolor intenso, profundo, que me desgarra el alma, me agrieta y reseca y deja una herida cada vez más grande.

Sangra y de su misma sangre se alimenta y ensancha.

Tapo la herida y continúo con mi vida.

Así me engaño pensando que nadie lo nota pero las fuerzas por ella se me escapan, resbalan, desaparecen y no se cómo recuperarlas.

Gritar no puedo, no se hacerlo, llorar tampoco. Solo me queda sonreír con amargura y esperar que algún día vengas tú y me la cierres.

1 comentario:

  1. La tristeza y la amargura no son buenas compañeras en el camino, y menos compadecerse de tus problemas. Cada mañana piensa como encontrar la solución a lo que te preocupa, vivirás mejor y con alegría. hml

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