Qué rapidamente pueden cambiar las cosas en unos pocos segundos.
Una mañana soleada a la que recibes como si fuera la primera de todas. La nunca vista y esperada con la que disfrutas y te relajas.
Sonries con satisfacción, contento de ver y sentir lo bien que van todas las cosas y , es entonces, cuando , por casualidad, lees.
Hubiera preferido no haberlo hecho, o no.
No lo se.
El caso es que lo he leído y han vuelto a mi presente heridas, aún no cicatrizadas, del pasado.
Hay heridas que cierran rapidamente y te olvidas de ellas.
Otras te permiten aprender para evitarlas en un futuro.
Pero otras nunca se cierran del todo. Una y otra vez vuelven para recordarte que ahí están, que no se han curado y que nunca se curarán y tienes que aprender a vivir con ellas.
Tienes que aprender a guardarlas en lo más hondo para evitar que quién te rodea pague un precio que no debe pagar por algo en lo que no participaron y que ni siquiera sospechan que en alguna ocasión te hirió.
Son heridas que no se infectan.
No te impiden vivir.
No necesitan medicinas porque tampoco existen.
Simplemente duelen.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
¿Es que no sabes que esas heridas profundamente guardadas, que tenemos todos, aunque no se reconozcan, son las que nos ayudan a vivir mejor y mas intensamente otros momentos????. Hml
ResponderEliminar