sábado, 31 de diciembre de 2011

El dolor empieza a remitir.

No hay nada como un poco de calorcito para apaciguarlo.

No desaparece, no puedo olvidarlo pero , a ratitos, casi ni lo noto.

Conozco la causa.

El frio, ese al que dejas entrar en tu vida aún sabiendo que nada bueno te trae pero con el que disfruto porque, por paradójico que parezca, me hace sentir vivo.

Abro las ventanas, no me tapo y dejo que la corriente me invada y así limpie el aire.

Luego, cuando me enfría hasta los huesos , echo de menos , de nuevo, ese calorcito que me permite volver a soñar y así todo vuelve a empezar.

No se que sería de mi sin tener de vez en cuando un poquito de dolor de lumbago.

1 comentario: